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Hace años que no se recuerda una nevá tan copiosa. Probablemente esto será una prueba más del cambio climático que en estos precisos momentos se está debatiendo en el frío norte. Aunque los más viejos del lugar aún recuerdan la nevá que se produjo en los años del hambre, si no recuerdo mal la información que me dio mi tío Luisito el Chico el Amo L'Alberca, fue un mes de abril y llegó a haber medio metro. Para entonces el cambio climático todavía no había llegado, pero lo que antes era algo extraordinario, ahora es posible, dada la locura climática que nosotros mismos hemos provocado.
Pero dejemos de lado lo negativo y disfrutemos de la imagen del pueblo nevado, que pa eso estamos ya, como quien dice, en Navidad. Para ello no hay más que ir al grupo Facebook de El Provencio, y contemplar las fotejos que Jesús y mi hermanico han colgado y que merece la pena contemplar.
Pero ahora, os propongo un concurso de muñecos de nieve provencianos. Espero vuestros comentarios.
Aquí va el nº 1: Muñeco de San Antón con chaqueta último modelo y pelambrera despeiná.
Nº 2. Fumador friolero del patio de mi hermanico.
Nº 3. Gordito de las portás de Rodri en la carretera Villarrobledo.
Nº 4. Bob Dylan con sombrero de coger ajos de las portás de Rodri.
Nº 5. Fumador de la pescadería de Goyo.
6 comentarios:
Por innovador, me quedo con el último.
Yo me quedo con el 4 que parece que se va a arrancar a canturrear de un momento a otro.
Al igual que jesito, yo tb me quedo con el último. Me parece que es más difícil esculpir la nieve.
A mí de los clásicos me gusta mucho el 9, aunque el 11 es una pasada. Venga, voto por el 9. Pero también quería proponer el Premio Don Pimpón al nº 4. No me digáis que no se apaece...
Voto por el 9. Aunque todos tienen su gracia.
La verdad es que cuando he descubierto este blog, me he quedado de piedra, pues cuando yo conocí a Fabio en la época de estudiante lo consideraba una persona inteligente y culta. Pero en vista de tal sarta de basteces y de vulgaridades, haciendo una apología del candorrismo y de la catetez más extrema,no tengo más remedio que cambiar mi opinión al respecto. Y parece mentira que un profesor de lengua, un filólogo hispánico, se exprese con "tanta delicadeza y finura".
Siempre he creído que uno debe presumir de ser listo no de ser un ignorante y, además, jactarse de ello.
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